- Hubo un tiempo en el que el Pontevedra C.F. quiso coger el testigo del Real Club Celta en Primera División. Fueron años difíciles para la entidad celeste, unos años sesenta en los que el fútbol con denominación de las Rías Baixas tuvo que ser representado por el club granate.
En aquel sorprendente equipo jugarían jóvenes futbolistas de una calidad indiscutible como José Antonio Irulegui, Cholo, Vallejo, Delfín Álvarez, Cobo o Batalla. En aquel equipo también brillaba el nombre de Ignacio Martín-Esperanza Tejada.
Era un delantero vibrante y tenaz, un habilidoso y escurridizo goleador que, según el gran Luis Aragonés, llegó a jugar hasta sin menisco. El de Hortaleza llegó a coincidir con nuestro protagonista en las filas del Betis.
- En aquellos años sesenta se ponían de moda los Beatles y el fútbol inglés seguía sirviendo de ejemplo para otros países, aunque en la Liga Española se llegaron a ver grandes futbolistas, y Martín Esperanza fue uno de tantos. También él y su Pontevedra se pondrían de moda.
Este inolvidable atacante nació el 5 de junio de 1936 en Verín (Ourense). Aún ni existía como club el Pontevedra, mientras Ignacio iba creciendo dando sus primeras patadas al balón. Tan solo tenía dieciséis años cuando ingresó en la cantera del Real Madrid, donde empezarían los sueños de un joven delantero que aún no estaba listo para el debut profesional.
Pasó sus inicios en la entidad blanca hasta que la directiva prefirió cederlo a otros equipos donde contar con minutos en un fútbol más exigente. La Felguera sería su primer destino, un equipo asturiano que por entonces competía en Segunda División. Temporada 1956\57 y el orensano se prepararía para hacer mucho ruido en el fútbol español. En su primer y único año de cesión en el club astur, Martín Esperanza anotaría una decena de goles participando en todos los partidos del campeonato.
Aún con veinte años, el atacante gallego no encontraba sitio en una plantilla que estaba conformada por jugadores como Alfredo Di Stéfano, Paco Gento, Kopa, Zárraga y el húngaro Ferenc Puskás. Ni Carniglia o Miguel Muñoz podían asegurarle lugar en una de las plantillas más poderosas del mundo.
No quedaba más remedio que seguir aceptando cesiones en otros clubes, y así fue como el de Verín acabaría recalando en el Club Deportivo Plus Ultra murciano, de donde pasaría al Atlético Ceuta con vuelta al conjunto de Llano de Brujas.
Con gran experiencia en la categoría de plata española y casi una treintena de goles anotados, Martín Esperanza cumplió con el Servicio Militar mientras jugó para el Ceuta, de donde retornaría a Madrid para ser carne de una operación que acercaría a Luis Del Sol a la empresa madridista.
A comienzos de los sesenta, junto a Pallarés y Llorens, el orensano pondría rumbo al Betis, con el que debutaría en la máxima categoría el 11 de septiembre de 1960. Como miembro titular, ayudaría a que el cuadro andaluz se impusiese al Mallorca por 2-0.
Martín Esperanza tardaría un tiempo en descubrir su talento realizador, haciendo su primera diana para los béticos en la decimotercera jornada de Liga, en un choque entre andaluces frente al Granada que acabó con victoria por 1-2.
Para el técnico Ferdinand Daučík fue indiscutible, y un gran compañero para el mito futbolístico Luis Aragonés, al que le unía una gran amistad en sus años como verdiblanco. Aquella lesión a la que hizo mención en su día el ex-seleccionador español, privaría de continuidad al punta gallego, quien tras finalizar la campaña 1962\63 retornaría a su tierra natal para fichar por el Pontevedra.
Aún quedaba Martín Esperanza para rato, algo que demostraría con el club de Lérez en sus venideros años, lo que le llevaría a ser internacional por España al ser convocado por el seleccionador José Villalonga.
Martín Esperanza siempre será recordado como uno de los legendarios futbolistas del Pontevedra. |
- Empezó jugando para Rafa Yunta en Primera División, en una temporada que acabaría en descenso para los granates. Sus siete goles no sirvieron para que el equipo permaneciera, pero tras un exitoso ascenso al año siguiente, los goles de Martín Esperanza se seguirían celebrando en el antiguo estadio de Pasarón.
Hasta siete temporadas permaneció en el Pontevedra, coincidiendo con el definitivo descenso del conjunto granate, que ya no volvería a la liga de los grandes. En sus años de Primera, el orensano firmó 22 goles en 177 partidos de Liga, representando con orgullo a aquel glorioso equipo que jugaba bajo el enérgico aliento del "¡Hai que roelo!".
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