- Manuel García Adán, "Lolín", fue para muchos uno de los mejores centrales de la historia del Celta de Vigo, valiente, con clase, buen dominio con el balón en los pies y muy aguerrido en defensa. Este defensor lucense reunía las mejores condiciones que un zaguero podía tener.
Lolín nació el 25 de julio de 1925 en la localidad lucense de Monforte de Lemos. Comenzó jugando para el equipo de su ciudad, donde comenzó a despuntar. Después pasó a formar parte del Arsenal de Ferrol, antes de fichar por el que iba ser su club de toda la vida, el Real Club Celta de Vigo, donde militó durante ocho temporadas, todas ellas en Primera División. Pocos pueden presumir de tal currículum en la historia del club vigués.
- En 1948, el zaguero monfortino contaba con 22 años y fue ganándose un sitio en el once celtiña desde su llegada a Vigo. Su estreno como jugador céltico se produjo el 12 de septiembre de 1948 ante el Tarragona en Balaídos, en un partido disputadísimo y con muchos goles, siendo un 6-4 el resultado final favorable para los vigueses.
Cuando Lolín llegó al Celta, en su primer año compartía vestuario con jugadores de la talla de Mesa, Alonso, Venancio, Atienza, Paco Roig o Aretio entre otros. Obviamente, no disputó aquella mítica final de la Copa de España en 1948 frente al Sevilla, pero formó con muchos de aquellos subcampeones y destacó como un gran defensor en épocas en la que aún no existía la demarcación de líbero.
También coincidió en su primer año con uno de los mejores entrenadores que ha tenido la disciplina céltica, el ilustre Ricardo Zamora, con quien volvió a coincidir años después. Cuando el monfortino afrontaba su segunda campaña en Vigo, Zamora abandonó el club, cogiendo las riendas del mismo el legendario ex-jugador Luis Casas Pasarín, quien comenzaría a darle más protagonismo en su segundo año en el Real Club Celta.
En el campeonato liguero 1950\51, Lolín jugó todos los partidos por completo (30), con un Celta que al final del curso acabaría en octavo lugar realizando una sensacional campaña que no estuvo exenta de problemas con ciertos jugadores dados a la vida nocturna.
La solución para alejarles de la vida viciosa, era obligar a los jugadores a que acudieran a clases de contabilidad y gramática, una excelente idea del entonces máximo mandatario céltico, Avelino Ponte Caride .
El central gallego siempre demostró un gran dominio en el juego aéreo gracias a su envidiable condición atlética, aparte tenía una manera muy peculiar de celebrar las victorias del equipo, cuando abandonaba el terreno de juego realizaba unos saltos mortales, algo que resultaba ser muy llamativo.
Lolín tomó el relevo de la capitanía en el Real Club Celta tras la marcha de Venancio, el famoso "Capitán veneno" que capitaneó al conjunto vigués durante muchos años, dicho cargo quedó satisfactoriamente cubierto por el monfortino.
El terceto defensivo Gaitos-Lolín-Otero, y más tarde Quinocho- Lolín-Otero, gozó del mejor cartel en los campos de la Primera División española.
Como persona se solía decir de Manuel, que le gustaba lucir camisas exóticas, prendas que adquirió en la gira americana realizada por el Celta en el verano de 1952. Lolín siempre dejó huella allá donde fue, pero sobre todo en Vigo, donde durante ocho magníficas temporadas demostró un tremendo talento y un gran amor al Celta de Vigo.
Lolín siempre sintió profundamente los colores celestes, y su ejemplar entrega y bravura en los terrenos de juego despertaba el entusiasmo y la admiración en los graderíos, su figura era importante en todos los aspectos.
Entre todas las competiciones, Lolín sumó un total de 178 partidos con la zamarra celeste. |
- Ya en su último periodo como jugador del Celta, Lolín era testigo de la increíble participación del delantero Mauro en la liga española, en la cual llegó a anotar 23 tantos y creándose la famosa polémica de quien terminaba como máximo goleador del campeonato 1955\56, en la que injustamente salió vencedor Alfredo Di Stefano.
Al término de la campaña, el monfortino sólo sumó 8 partidos de liga. Era el fin de su etapa en Vigo, en un Celta que finalizaba el ejercicio liguero en el décimo lugar de la tabla clasificatoria. Tras abandonar su amado equipo, el equipo de su tierra y de su corazón, Manuel García Adán continuó jugando al fútbol en el San Fernando, que se hallaba en la Segunda División española.
No hay comentarios:
Publicar un comentario