- Un jugador valiente, luchador, fuerte y con mucha garra, así era Rogelio Bernárdez García, más conocido como "Gaitos". Después de destacar en el Berbés ficharía por el club de sus amores para rendir a alto nivel durante doce años.
Nació un 6 de junio de 1924 en Vigo (Pontevedra). Formó parte de aquel gran Celta en el que coincidió con otros futbolistas como: Pahiño, Simón, Aretio, Miguel Muñoz, Retamar, Paco Roig y Hermidita, entre otros.
Fue todo un equipazo que disputó la primera final de Copa del equipo vigués en su historia, en el que se las vio contra un Sevilla que solo permitió que fuera subcampeón en la temporada 1947\48. Fue una de las etapas más dulces del Celta en su historia, únicamente comparable con "la máquina celeste" de finales de la década de los noventa y comienzos del nuevo siglo.
- Su primer partido como jugador celeste fue ante el Real Murcia en la temporada liguera 45\46, un debut un tanto desafortunado al resultar lesionado este defensa vigués. Rogelio Bernárdez es considerado uno de los mejores defensas de la historia del Celta. Sus temporadas en el club fueron el ejemplo de un hombre fiel a su escudo y su ciudad. Materializó un único gol en toda su etapa de céltico, pero eso carece de importancia si conocemos su historia. Gaitos era todo un ejemplo de celtismo y muy respetable en el terreno de juego, haciéndose notar por sus contrarios en el eje defensivo celtiña. Su gol no serviría más que para acortar distancias ante un Atlético de Madrid dirigido por el mismísimo Helenio Herrera, aquel que dijo: "se juega mejor con diez que con once jugadores". Pero aquel 3 de febrero de 1952 no les hizo falta quedarse en inferioridad numérica para ganar al Celta. Los Juncosa, Escudero, Ben Barek y Pérez Payá consiguieron derrotar al conjunto vigués en el Metropolitano, o sea que el tanto de Gaitos sólo serviría para maquillar un resultado en contra (2-1).
Una de las anécdotas más recordadas en torno al aguerrido defensor vigués por los medios de su época, fue aquel mítico marcaje a uno de los jugadores más legendarios de nuestra Liga, el "Piru" Gaínza.
En un partido disputado en Balaídos, el extremo bilbaíno tuvo como "lapa" al bravísimo Gaitos. El punta vasco cayó y fue a gatas tras el balón. Rogelio, ni corto ni perezoso, se le subió a las espaldas y fue a caballo de Gaínza llegando a recorrer de esta guisa un par de metros.
Gaitos causó baja al término de la temporada (1955\56): "Mis doce años en el Celta están llenos de satisfacción"- Dijo el día de su despedida. "En las últimas temporadas he jugado cuando cada partido era como una final, pero nunca me puse a pensar si cumplían injusticias conmigo. Mi único deseo era contribuir a salvar al equipo, y a ello me he entregado por entero".
En aquellos tiempos sobraba humildad. El fichaje de este excelente defensor fue de 5000 pesetas y en años sucesivos estampaba su firma y luego era la directiva la que marcaba la cantidad a percibir. Antiguamente había más pasión por el fútbol, más amor a los colores y, desde luego, no se barajaban las cifras que hoy en día puede cobrar cualquier futbolista de Primera o Segunda División.
Cada encuentro era una auténtica paliza. Gaitos disputaba tres partidos a la semana: "El viernes y el sábado con la almohada, pensando si ganaríamos, el domingo en el terreno de juego y en la noche del domingo otra vez con la almohada, analizando jugadas o errores cometidos".
Caricatura del marcaje de Gaitos a Gaínza. |
Hasta los más grandes de España reconocían la grandeza de aquel gran Celta, no había rival que viera al club celtiña como un contrincante sencillo a batir: " Di Stéfano y Rial siempre me decían que la salida más difícil que tenía el Real Madrid era a Balaídos; destacaban el alma y arrollador entusiasmo que poníamos". -Dijo el legendario defensor gallego en su día.
Como le ocurre a la mayoría de los grandes futbolistas, la carrera deportiva de Gaitos fue en decadencia. En su última campaña llegó a disputar tan sólo ocho partidos, pero en cada uno de ellos puso el mismo empeño de siempre, eso sí, con 31 años de edad y muchos partidos a sus espaldas, concretamente 129.
Muy pocos hombres pasan de la década en un equipo a día de hoy. Rogelio forma parte de esa clase de jugador que defendió un escudo casi toda su vida deportiva, como es el caso de hombres como Hermidita, Venancio, Yayo, Nolete, Vicente, Atilano o Manolo, entre otros. Defensores como él hubo pocos, de esos que se caracterizaran por su espíritu de brega pero con la caballerosidad y la limpieza de un auténtico señor sobre los terrenos de juego. Pocos como él se podrán ver actualmente, por no decir que ninguno.
Es un orgullo para todo celtista saber que éste fenómeno de la retaguardia lidió con delanteros internacionales de la talla de Di Stéfano, Ben Barek, Doménech, Asensi, Zarra, Basora y el propio Gaínza, quien de verdad padeció sus pegajosos marcajes.
En 1956, Gaitos pondría fin a su carrera como jugador de fútbol para dedicarse a otro oficio del mismo gremio, pues se convirtió en entrenador y dirigió al Santiago. Eso si, antes de marcharse del R.C. Celta, recibió un más que merecido homenaje el 10 de Mayo de 1956, recibiendo como rival en Balaídos al Botafogo.
Fue un homenaje a un jugador que dedicó su corazón, alma y entrega a un equipo que jamás se le fue de la memoria. Se le ha podido ver en entrevistas rememorando sus tiempos como deportista. Da gusto escuchar a gente de su generación.
Once del R.C. Celta en el que vemos a Gaitos con sus compañeros (tercero de pie por la derecha). |
- Una vez retirado de la práctica deportiva, allá por los años sesenta, regentó en Vigo la taberna "El pato cojo" junto con Pedro Cantero, otro exjugador celtiña. Es inevitable pensar en jugadores como Rogelio cuando se escucha el himno del Celta Si pienso en Gaitos, pienso en "valentia y corazón".
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