- Por desgracia, fue más conocido por su fusilamiento que por su carrera deportiva. Y eso que aquellos que le vieron jugar aseguran que tenía una calidad inmensa, pero fue su valentía lo que estuvo en boca de todos, una muerte por rebeldía en la que el jugador supo morir con las botas puestas.
Se llamaba Bebel García García. Debía su nombre a August Bebel, destacado dirigente socialdemócrata alemán. Nació en Ribadeo (Lugo) en 1914, y en esa localidad costera se crió aquella familia compuesta por los padres y ocho hermanos.
A algunos de ellos les entusiasmaba el deporte. Bebel era el futbolista, mientras que France practicaba boxeo y José, atletismo y ciclismo. Pero los García-García no se quedarían por siempre en tierras lucenses, ya que el cabeza de familia había sido desterrado, por socialista, por lo que todos acabaron residiendo en el barrio de Monte Alto (A Coruña).
Precisamente, A Coruña fue una de las primeras ciudades en caer en manos de los golpistas, pero allí se instalaron y montaron un un negocio que consistía en la fabricación, distribución y venta de lejía. De ahí a que a los chicos se les apodase como "Los hermanos de la lejía".
A Bebel le llamaban "el zurdo de la lejía", pues era izquierdo tanto en la faceta política como en la balompédica. Tras cumplir con sus obligaciones en su puesto de trabajo se recreaba jugando al fútbol, y así fue como llegó a ser jugador del R.C. Deportivo de La Coruña.
Jugaba como extremo por su banda preferida pese a que el entrenador se empeñase a que ocupase el carril diestro. Varios fueron sus entrenadores hasta que el húngaro Dezső Gencsy le dirigiese en su última campaña en activo.
En aquella plantilla en la que figuraban los nombres de Triana, Francisco Reboredo, Juan Vázquez, Paradela o Waldo Botana, figuraba el de Bebel García, un chaval de veintiún años que solía actuar como revulsivo, acostumbrado a cumplir con los minutos finales de los partidos aportando frescura y desparpajo.
Aquel equipo coruñés se había acostumbrado a pelear por ascender a Primera División, compitiendo contra otros clubes de Segunda antes de que se paralizasen todas las competiciones por el estallido de la Guerra Civil.
Poco tiempo le dio a Bebel para darse a conocer. Como persona, decían que el atacante lucense era un tipo simpaticón, quizás algo infantil, pero osado, de los que iban de frente y pertenecía a las Juventudes Socialistas, además en la defensa de la ciudad tras el golpe de Estado.
Su protagonismo como futbolista no es que marcase una época, ya que Bebel solo disputó veintiocho partidos entre 1932 y 1936. Once goles adornaron su casillero anotador sin mayores alardes. Aquella campaña 1935\36 sería la última de su vida.
Tras la caída de A Coruña, fue detenido en Guitiriz junto a su hermano France cuando pretendían huir hacia Asturias. Fueron capturados por la Guardia Civil, juzgados y condenados a muerte. El hermano menor, Jaurés fue encerrado en la cárcel, pero acabaría apareciendo muerto en los alrededores de la misma.
France y Bebel permanecieron encerrados en la cárcel provincial enfrente de la Torre de Hércules, donde pasaron la noche antes de que fueran juzgados para posteriormente aguardar su ejecución final.
Bebel García falleció tras orinar delante del pelotón, como última petición antes de ser ejecutado. |
- Y llegó aquel 29 de julio de 1936. Bebel García se preparaba para ser ejecutado cuando espetó en su deseo de última voluntad: "¡Un momento!". -gritó mientras se bajaba la bragueta de sus pantalones. Ni corto ni perezoso, el lucense orinó delante del pelotón de fusilamiento, y a continuación exclamo: "¡Ahora sí!".
Fueron sus últimas palabras ante el momento final de su vida, mostrando esa gallardía de la que hizo gala toda su vida y pereciendo joven ante aquella sentencia cruel, con solo veintidós años de edad. Como ya he aclarado, Jaurés y France también murieron en manos del frente franquista, mientras que José eludió la muerte, exiliándose en Sudamérica tras luchar en el frente republicano.
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