viernes, 24 de abril de 2020

¿Te acuerdas de Gustavo Loureiro?



- Su vida quedó marcada por la cruel despedida del club de Balaídos, y la necesidad por tener que marcharse al eterno rival céltico, el Deportivo de La Coruña, donde fue repudiado por algunos y querido por otros.
Hijo de un gallego de Peitieiros (Gondomar), y de madre uruguaya, Gustavo nació el 8 de septiembre de 1963 en la capital uruguaya de Montevideo. Comenzó a jugar al fútbol entre los siete y los nueve años en su país, con el Brandi, un equipo de su barrio. Después pasó por el Escuela Industrial de Río Branco, pueblo en el que pasó sus últimos años en el país charrúa antes de retornar para Galicia.

Tenía catorce años cuando se marchó con sus padres a la comunidad gallega y siguió disfrutando del fútbol en nuestra tierra. Jugó en el Gondomar, en todas las categorías: infantiles, juveniles y senior, (aún en edad juvenil).

- Eduardo Gustavo Loureiro Álvarez pasaría al Celta Juvenil de la liga nacional, y de ahí al Gran Peña. Siempre había ocupado el puesto de mediocentro o central, pero con el paso del tiempo fue adaptándose a la que sería su demarcación definitiva, la de lateral derecho.
La huelga convocada el 2 de septiembre de 1984 por el Sindicato de los Futbolistas (AFE), en reclamación de una ordenanza laboral, obliga al Celta a echar mano del equipo filial del Gran Peña para cumplir con el compromiso liguero en Cádiz al no aceptar la la suspensión de la segunda jornada, ni la Ferderación ni la LFP. A causa de esta huelga, varios canteranos, entre ellos Gustavo Loureiro, debutarían con el primer equipo en Segunda División.
Este sería el once sacado por Félix Carnero aquel 9 de septiembre en Cádiz: Siro, Álex, Tono, Gustavo Loureiro, Emilio, Carlos, Fredi, Toti, Carolo, Quique y Ochoa. Pese a la inexperiencia de los debutantes, el Cádiz no tuvo fácil superar al joven equipo alineado por el Celta. En el conjunto gaditano se encontrarían los profesionales Vojinovic, Paco y Escobar. (2-0 para el conjunto amarillo).

Mucho le costará olvidar a Gustavo su primer partido a las órdenes de Colin Addison, un 22 de febrero de 1987, pues a partir de ahí comenzó a contar para el primer equipo: "Imposible olvidarlo, fue contra el Barcelona B en Balaídos y ganamos 5-0, todos los goles en la segunda parte; fui titular como lateral derecho".
"Fue uno de los días más especiales de mi vida, por lo que significaba como reto personal, por jugar en el club que desde muy niño mi padre me decía que iba a jugar y cumplirle el sueño a él, por ser hincha fanático del Celta desde que llegué de Montevideo y por lo que supuso para mis padres, que no lo estaban pasando bien, y que siempre soñaron con ese momento".

Gustavo se mantuvo en el club hasta la campaña 88\89, jugando un total de 28 partidos de Liga y debutando en Primera División el 13 de septiembre de 1987 ante el Athletic Club, en San Mamés. Fueron dos los años que estuvo este zaguero con el club de Balaídos, en un Celta estuvo a punto de clasificarse para jugar la Copa de la UEFA.

Para Gustavo fue muy especial jugar en el Real Club Celta, el equipo del que se consideraba fiel admirador. Pero como muchos jugadores de carácter celtista, se acaban padeciendo duros golpes de la vida, como el que recibió de cara a la temporada 1989\90, cuando el club le concede la baja y se ve obligado a fichar por el eterno rival.

"Mi marcha a Coruña fue traumática por muchos motivos: porque en el Celta jugué lesionado e infiltrado varios partidos a petición del entrenador, hasta que tuve que operarme de pubis, porque se me había prometido la renovación antes de operarme y después de la operación nadie del club se dirigió a mi para saber como estaba, porque el día que salí por última vez del vestuario local de Balaídos fue uno de los días más tristes de mi vida y porque me iba para el Dépor, el enemigo, el archirival...".

En cuanto a la reacción de la gente, hubo de todo: chistes, broncas, vaciles, salidas de tono... Aunque en general se llegó a entender que Gustavo era un profesional y que tenía que ir allá donde le quisiesen, aunque no fuera por su propia voluntad.

Cuando regresó a Vigo fichó por el Gran Peña, que estaba en preferente, y comenzó a trabajar en la empresa del presidente de aquel entonces, Jesús Martínez Souto. Tras subir a primera con el Gran Peña, y mantenerse en la categoría siguiente, a la edad de 31 años dejó el fútbol definitivamente.

La última plantilla del Celta a la que perteneció Gustavo Loureiro.

- Trabajó en la Universidad de Vigo como técnico en actividades deportivas en el Campus de Pontevedra. Después se convirtió en el director deportivo del Rápido de Bouzas, y más tarde se dedicó a entrenar junto a otro ex-céltico, Nacho Cantero.
Gustavo es un apasionado del fútbol. En Uruguay es hincha del Nacional de Montevideo, del que es socio al igual que sus hijas. Escucha y sigue los partidos por internet a cualquier hora del día con una pasión inigualable. En España es hincha del Celta de Vigo, simpatizante del Deportivo y también del Athletic de Bilbao, por los buenos amigos que conserva en tierras vizcaínas.

Su historia es similar a la de bastantes jugadores que se consideran celtistas hasta la médula, pero que por razones incomprensibles nunca les dejan triunfar en el equipo de sus amores, algo que en el R.C. Celta ha ocurrido frecuentemente a lo largo de su historia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

De cerca: Facundo Pellistri.

- Tuvimos la ocasión de verle en la Liga Española hasta hace muy poco, jugando para un Deportivo Alavés que descendió al final de la campaña...